El viaje se inició el día dos de Julio, a las seis de la mañana en mi piso de Oviedo, cuando entré violentamente en el cuarto de invitados para despertar a Aitor, pues teníamos que pillar un tren a las siete de la mañana - gracias a que Aly no encontró otro horario para nuestra salida. Desayunamos más mal que bien y nos dirigimos, acompañados por mi querido Miguel, hacia la estación de trenes, donde nos despedimos de nuestro acompañante y nos montamos en un alvia. Tengo que decir que fue un viaje ameno, más que nada por ir acompañada y poder ir hablando de cosas varias. Mientras viajábamos decidimos que esa primera tarde la dedicaríamos a visitar tiendas de comics y la Fnac de Madrid para luego dedicar el resto de días a cosas más "culturales".
Como acabamos rápido de comer vagabundeamos bastante por las calles de Madrid, siempre relativamente cerca del
Museo Cerralbo, que abría a las cinco. Estuvimos en la casa del libro de
Gran Vía y finalmente nos dirigimos al museo. La verdad es que llegamos antes de que abriese y tuvimos que esperar unos minutos, así que entramos de los primeros de la tarde. El museo es una pasada. Ninguno de los tres se esperaba que fuese tan bonito y tuviese tantas curiosidades. No lo publicitan ni venden lo suficiente, porque podría tener muchos más turistas. El
Marqués de Cerralbo era, sin duda, un hombre admirable. Nosotros, Aitor y yo, conocimos el museo gracias a nuestro profesor de Sociedades Cazadoras y Recolectoras de la Península Ibérica, que nos habló del Marqués y de su hogar, convertido hoy en museo. Al parecer se lo legó al estado porque no tenía herederos. Ciertamente se lo agradecemos. Todos se lo agradecemos. Además, en el museo se permitían las fotografías siempre que no tuviesen flash - lo cual fue un infierno en ciertos momentos - y fue el que más fotografíamos por ser el más desconocido y el primero.
Como volvimos temprano a casa Aly invitó a un amigo a venirse, jugar y cenar con nosotros y pasar la noche. El chico se llama Delfa. Es un encanto, de verdad. Estuvimos jugando a varios juegos y hablando de rol y de cosas varias. Incluso "sacamos a pasear" mi diario, cosa de la que dejo prueba visual en este mismo blog. La gente nos miraba raro, para ser sincera. Sobretodo a mi, con los pantalones cortos, las botas de montaña y arrastrando un libro atado a una cuerda por el suelo de la calle de Aly. Todo un espectáculo.
El viernes por la mañana nos despedimos de Delfa, que se tenía que ir antes, y fuimos de nuevo a
Atom Comics, siendo esta la ocasión en la que nos sacamos la fotografía con el stormtrooper. Esa mañana no hicimos mucho más. Vale, me compré
La Divina Comedia en una librería cerca de casa de Aly. Pero nada más. Por la tarde decidimos ir a ver el
Museo Nacional de Antropología. Tengo que decir que, aunque estaba en Atocha, bastante lejos, mereció totalmente la pena ir. Contábamos con que fuese más pequeño y poder visitar en Andén Cero después, pero no fue posible. Resulta que el museo era mucho más grande de lo que contábamos e incluso no nos dio tiempo a visitar la planta de África, cosa que nos apenó mucho a los tres - sobretodo a Aitor y mi, pues Aly puede ir cuando le venga en gana. La entrada es gratuíta para estudiantes, así que si eres estudiante universitario asegúrate de llevar un justificante. Aunque, de todos modos, son sólo tres euros y merece la pena, repito.
Esa tarde/noche volví a casa reventada. No estoy acostumbrada a tanto movimiento ni a tener tanto dolor en los pies. Creo que esa noche vimos la primera mitad de
Indiana Jones y el templo maldito, pero creo que también fue el día que "quedé inconsciente" encima de la cama, según palabras del propio Aitor. Ese fue el motivo de que viésemos sólo la primera mitad. Pero también fue cuando decidí que quería el gorro de Indiana Jones - ya lo había estado meditando antes, pues había uno en Atom.
El sábado teníamos planes. Fue el día que me encontré en persona con Jesús, una persona a la que le tuve un cariño especial hace cuatro años - digamos que es mi ex novio - en la
Puerta del sol. Nuestro plan después de encontrarnos era ir hasta la
Biblioteca Nacional, esencialmente para verla y sacarnos algunas fotografías con su impresionante fachada. Después de eso buscamos un sitio para comer y acabamos comiendo en un McDonald's decorado de acuerdo al día del orgullo gay que nos tocó vivir. Incluso pasamos por
Chueca, cosa que quería hacer antes de irme de Madrid. Por la tarde dimos un paseo y fuimos al que fue uno de los museos que más disfruté a pesar del dolor de pies y piernas que venía arrastrando desde que empezamos el viaje.
Llegamos al
Museo Arqueológico Nacional a eso de las cuatro y cuarto o así. Cuando entramos ya me quedé maravillada. Está muy bien organizado, todo colocado de forma que sea fácil la comprensión. El único inconveniente es que, en las salas que hay que seguir un orden cronológico, es bastante fácil perderse. Incluso el mapa es algo difícil de comprender, pero cuando le pillas el tranquillo todo tiene mucho sentido. Las vitrinas tienen paneles explicatorios, así como las estatuas, mosaicos, restos de iglesias, etc. Todo está ordenado cronológicamente por plantas y regiones del mundo - teniendo en cuenta que hay una sección en la planta superior sobre el Nilo y Nubia -, con lo que se hace muy ameno seguir las etapas históricas. Y el detalle de tener una planta intermedia dedicada a la numismática sencillamente me enamoró. Desgraciadamente cerraron el museo antes de que pudiesemos acabar de verlo, pero lo que vimos nos encantó a todos, yo creo. Mis pies acabaron muertos y tuve un dolor lumbar toda esa noche, pero mereció totalmente la pena.
El domingo Aly me había dicho que nos llevaría al
Rastro. Tengo que admitir que lo que vi de él, en un comienzo, me recordó mucho a los mercados semanales de donde yo vivo, aunque en una versión masiva y enorme de ellos. Pese a todo, tenía cosas especiales. Ahí fue donde le compré a mi pareja su regalo de aniversario:
un gorro de plato y un cinturón de la RDA. En algún momento subiré una fotografía de estos trofeos. Cerca de este lugar está la
Plaza Mayor, donde se congregan gran cantidad de puestos con elementos de numismática y filatelia y donde yo disfruté como una enana. Me gasté unos quince euros en monedas y, después de unas cinco horas de recorrido, decidimos encaminarnos al
Parque del Retiro, donde pretendíamos comer.
Fue una odisea llegar al Retiro, porque además teníamos que comprar pan y la calle por la que caminábamos no tenía ni un solo supermercado - una de las cosas que más odio de las calles de gente rica. Acabamos comprando un pan plastiquero en una tienda asiática cerca del Retiro y sentándonos casi al lado de la entrada del Ángel Caído para no tener que seguir andando. Tenía los pies destrozados - creo que todos los teníamos - y mucha hambre. Nos prestó por la vida poder sentarnos y comer a la sombra. Cuando acabamos, helado de postre incluído, fuimos a la caseta del guardia para que nos indicase donde estaban los servicios y él, muy amablemente, nos dejó tres mapas para guiarnos por el parque. Les dimos mucha utilidad Aitor y yo al día siguiente y también nos sirvieron para ir a visitar la
Fuente del Ángel Caído. Estoy enamorada de esa estuatua. No es coña. Me he obsesionado muchísimo con Lucifer desde que la vi por primera vez el año pasado. Ahora vendrán religiosos extremistas y escoria varia a decirme algo. A pastar.
Por la tarde habíamos planeado ir a visitar al grupo de esgrima teatral y stage combat - sacada esta información de su página - en el que participa Aly. Un grupo llamado
Versus. Como entrenan junto al
Templo de Debod aprovechamos para visitarlo por dentro, pues la anterior vez que fuimos no nos daba tiempo. Es una pasada de sitio. En serio, merece muchísimo la pena pillarlo abierto y entrar. Nos habían dicho que no había mucho que ver, pero nosotros - quizá por la deformación profesional de estudiar historia - lo disfrutamos como enanos. Dentro se puede ver un documental sobre el propio templo, grabados originales sobre la piedra, parte del friso de la puerta monumental original y una maqueta maravillosa del sitio tal y como era en su época de esplendor. Merece la pena. Si vais a Madrid, molestáos en visitarlo.
El resto del la tarde lo pasamos viendo como entrenaba
Versus. Es una pasada verles trabajar. Se esfuerzan mucho en lo que hacen y se nota que les gusta. Cierto es que les vimos con parte de su indumentaria, la que usaban para ensayar, pero aún así fue fantástico y muy espectacular. Además, está ese punto extra de poder hablar con ellos de primera mano y ver como se mueven fuera de un escenario. ¡Son una gente maravillosa! Si tenéis oportunidad de pasar un domingo por la tarde en Madrid, a partir de las seis ensayan junto al
templo de Debod. Merece la pena pasarse a verlos.
Esa noche vimos la otra parte de la película de
Indiana Jones y el templo maldito. La gente me odiará al saber que, a pesar de estar estudiando historia, yo no había visto hasta este viaje las tres películas de Indiana Jones. Había visto partes, pero no las había visto compeltas. Y Aly y Aitor hicieron el "gran esfuerzo" de verlas conmigo. Incluso me comentaron algunas partes para que no me perdiese. No sabía que me iban a gustar tanto. Aunque tengo que admitir que la que menos me gustó fue precisamente la del templo maldito. Es como que le faltaba acción, no sé.
Al dia siguiente, el lunes, Aly nos tuvo que abandonar para irse a jugar un rol en vivo que tenía planeado desde hace mucho tiempo. Es un rol que habíamos ideado ella y yo para jugarlo en Navia y que jugamos en navidades, titulado
La Mansión Blar, nombre elegido en honor al color azul de la casita donde lo llevamos a cabo por primera vez. Como los roles en vivo hay que prepararlos con tiempo y antelación para que las cosas no salgan mal - nosotras tuvimos varios incovenientes la primera vez, inconvenientes que ella y Delfa, másteres de esta segunda ocasión, intentaron solventar - nos abandonó ya de mañana.
De esta guisa salimos Aitor y yo para caminar por el casco turístico de Madrid -
Puerta del Sol, Cibeles, Puerta de Alcalá... - pero antes paramos en la librería de cerca de casa de Aly para que me comprase
El Paraíso Perdido de John Milton. Hecho esto, pillamos un metro. Pero decidimos parsarons por una tienda de cómics que le habían recomendado a Aitor y que estaba cerca de la parada de Ópera del metro - la misma que usamos para ir al palacio real el primer día. Esa tienda se llama
Mundo Fantasía y es, sencillamente, una pasada. Si vais a Madrid y os gustan los comics tenéis que pasaros también por aquí. Es un tipo de tienda distinto a Atom, pero igualmente maravilloso. Allí me hice con unos paquetes de comics de
Lucifer a precio de ganga, equivalentes a los dos primeros tomos editados por ECC. Una pasada. Y Aitor se hizo con un comic que ya llevaba tiempo descatalogado. Es como una tienda de cómics a la vieja ausanza. Si podéis ¡pasaos por ahí!
Tras esto, al fin hicimos la ruta obligada de todo turista en Madrid. Caminamos hasta
Puerta del Sol y continuamos por una calle - ahora mismo no sabría decir su nombre - pasando por el
Instituto Cervantes y el
Banco de España para llegar hasta la
Fuente de Cibeles y, algo más allá, hasta la
Puerta de Alcalá. Después entramos en el
Parque del Retiro por otra entrada distinta a la que habíamos tomado la primera vez y vimos el
lago o estanque del Retiro, la
casa de Velázquez - que no es del Velázquez que todos conocemos, sino de un arquitecto que se llamaba así - y el
Palacio de Cristal. En este último se estaba llevando a cabo una exposición alternativa y extraña en la que había puestas varias mecedoras con una selección de lectura entre la que se encontraba
La máquina del tiempo.
Y como para esa tarde teníamos previsto visitar el
Museo Nacional del Prado, caminamos hacia el
Paseo del Prado para buscar donde comer. Pasamos por la
Fuente de Neptuno y llegamos a un Burguer King donde comimos un menú sencillo y reposamos la comida antes de meternos en el museo de arte más impresionante que he visto en mi vida y probablemente uno de los más impresionantes - si no el que más - de Europa.
Como la anterior vez, no nos dio tiempo a ver el Prado al completo. Y eso que estuvimos como cuatro horas y media en él. Pero yo diría que apenas nos dio tiempo a ver la mitad, ya que íbamos disfrutando de lo que veíamos y no buscando las principales obras de los principales autores, como hacen muchos turistas. También he de admitir que estaba destrozada. La noche anterior fue bastante mala para mi y llevabamos ya muchos días esforzando el cuerpo. Eso sí, el Prado sigue siendo maravilloso aunque sea la segunda vez que vas. Es verdad que no se siente la misma emoción que la primera vez, pero sigue siendo igualmente impresionante y emocionante. Creo que no hace falta que recomiende una visita al Prado. Es uno de los imprescindibles de Madrid.
Esa noche, de regreso en casa, Aly estaba nuevamente ausente y nosotros planeábamos ver
Indiana Jones en busca del arca perdida esa noche, pero acabamos liándonos a hablar e incluso leímos un buen cacho de la
Divina Comedia. Es algo que hicimos en este viaje y que disfruté muchísimo. Yo leía el libro en alto y mis compañeros escuchaban. Después comentábamos pasajes que no comprendíamos o que nos habían llamado la atención. Fue genial. Me sentí muy de humanidades por primera vez en mi vida.
Y dado que la noche anterior no habíamos visto la película, la vimos la mañana del martes, antes de coger el autobús para marchar hacia
El Monasterio del Escorial. Tengo que decir que, a pesar de ser la última, debió ser de las visitas que más disfruté. A decir verdad, los últimos tres días que pasamos en Madrid fueron los que más disfruté, en los que mejor me lo pasé. Y el Escorial es, sin dudarlo, una pasada. Es un sitio precioso, regio, enorme... lo tiene todo para ser un imprescindible de un viaje a Madrid, a pesar de que sean cuarenta y cinco minutos en bus lo que se tarda en llegar desde Madrid. Merece totalmente la pena. Nunca había visto un palacio real, ni una cripta real ni nada semejante. Todo es increíble. Lo digo en serio, merece muchísimo la pena. Cuando Aitor me lo propuso estaba un poco reticente, pero me alegro de haber ido. La pena es que nos olvidamos de visitar la zona de la armería. Una lástima. La próxima vez será.
Del escorial no tenemos muchas fotos porque no estaba permitido sacar fotografías en el interior del edificio. Sólo en los patios y los jardines. Y, aunque las fotografías sólo sean de estas zonas, son una pasada. Porque el sitio es... no sé, hay que verlo, hay que vivirlo para saber lo que se siente estando allí. A parte del hecho de que un edificio de esas características te mantiene fresquito a pesar del calor del exterior. Y no es sólo ver cámaras reales, también hay un museo de pintura y un museo de arquitectura centrados en el monasterio. Impresionante, en serio.
A nuestro regreso, en nuestra última noche en Madrid, vimos la última película de la trilogía de Indiana Jones:
Indiana Jones y la última cruzada. Creo que fue la que más me gustó, sin lugar a dudas. A parte de esto, ordenamos nuestras cosas, pusimos en común los folletos y entradas - y las separamos en algunos casos - y lo dispusimos todo para, a la mañana siguiente, desayunar y marcharnos hacia
Chamartín. El tren que cogimos fue el de las once de la mañana, con lo que para las cuatro de la tarde ya estábamos en Oviedo. El viaje fue fantástico. La compañía fue de lo mejorcito que podía pedir. En serio, chicos, muchísimas gracias por este viaje. Ha sido, muy probablemente, el mejor de mi vida - aunque tampoco es que yo viaje mucho. Sois lo mejor de lo mejor. Y Madrid es una ciudad fantástica.
Las imágenes las voy a poner como cuadre, no tengo ganas de ponerme a pensar si están en acuerdo con el texto escrito o no. Ciertamente omití las partes que menos me interesaron, como la parte de ver la Almudena o lo del Palacio de los Diputados. A mi esas cosas... me dieron un poquito igual. Pero todo lo que me gustó está reflejado. Por supuesto no se puede acercar a mis recuerdos o a los de mis compañeros, pero sigue siendo una mera entrada de blog. Al menos, aquí se queda, en el recuerdo. Buenas tardes y un saludo. Me duelen los dedos.
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Una de mis fotos favoritas del viaje. |
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La mejor compañía que se puede tener. |
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Las catrinas son una pasada. |
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Ese gran patrón de la historia española. |
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Como buenos historiadores. |
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Esta foto es genial: me siento como en mi familia. |
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Totalmente aleatoria. No nos juzguéis. |
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Es perfecto. |
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Los argentinos que nos la sacaron eran un amor. |
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Esta foto me parece una pasada. |
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Se convertirá en tradición mi foto con Velázquez. |
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La fuente de los evangelistas del Escorial. |
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Principales reyes bíblicos. |